La teoría de la acción social en Erving
Goffman: Parte 2
Descodificación
de la vida cotidiana: Frame analysis
En su intento de afrontar de
forma sistemática tanto el problema de la «realidad social», como nuestra
experiencia acerca de la realidad, Goffman retoma el concepto de Bateson: “Frame
Analysis”, el cual emerge como una reelaboración madura de “La presentación del
self”, en donde se presenta el proyecto de construir una nueva perspectiva
sociológica con la cual estudiar la vida social. Goffman toma en cuenta un
análisis sistemático de las «definiciones de la situación» que enmarcan tales
acciones y relaciones, confiriendo su «significado» social.
Para Goffman es la «situación»
la que confiere sentido a la acción, situación a la que asigna una mayor
centralidad que Parsons y que analiza de forma más refinada y articulada. Una
efectiva comprensión de la acción social no puede basarse simplemente en el
análisis de normas que, por lo general, guían a la acción en diferentes
contextos sociales y simbólicos. Más bien se hace necesario elaborar una teoría
sistemática de la relación entre la acción y la situación en la que recaba su
significado ésta última. En Frame Analysis Goffman se compromete en este
objetivo, aunque no parece conseguirlo del todo.
Goffman analiza la situación
del juego como ejemplo de todos los sistemas de actividades. Todas las
situaciones sociales se presentan regidas por reglas de relevancia/irrelevancia
y por reglas de transformación. Las reglas de relevancia/irrelevancia contemplan
la realidad de un sistema situado de actividad. Para ello establecen, por una
parte, los atributos y caracteres que definen de forma esencial aquella
particular situación y, por otra, qué aspectos son contingentes. Pretende
afirmar que las concretas situaciones de interacción gozan de una relativa
autonomía respecto a otras situaciones o esferas de actividad, que deriva del
particular frame en el que se enmarcan las relaciones.
Parte de que la configuración
esencial de toda cultura, cosmología o sistema de creencias (framework o
frameworks) Goffman afirma que está constituida por una serie definida de
modelos y esquemas interpretativos fundamentales que los individuos asumen como
la base relativamente estable de su representación de la realidad. Los frameworks
analizan concretamente las imágenes del mundo, las ideas relativas a la
naturaleza y a las facultades humanas, las concepciones del cuerpo, el concepto
de causalidad y la relación entre acontecimientos, etc.
Sobre la base relativamente
estable y dada por descontada del «enmarque» primario de la realidad, los
individuos posteriormente construyen los niveles de significación uno sobre
otro, de modo progresivo añadiendo complejidad y artificialidad. A estos
niveles los clasifica como: transformación en clave y manipulación. Mientras
que en las acciones de “clave” todos los actores interpretan la situación del
mismo modo, en las manipulaciones, algunos actores crean “falsos marcos” para
engañar a los otros sobre lo que realmente está sucediendo. Sin embargo, la más
importante distinción entre ambos conceptos se refiere a las diferentes
finalidades de las manipulaciones.
En conclusión, Goffman
considera algunos frames más fundamentales que otros y a ellos confiamos
nuestro sentido de la realidad. Las transformaciones en clave siempre conservan
una relación con la realidad primaria.
Acción
social y lenguaje cotidiano
La idea fundamental de Goffman
es que toda práctica discursiva siempre está «enmarcada» en un contexto
interactivo. Los actos lingüísticos sólo pueden comprenderse si son
considerados como «flujos» sociales.
La definición de los actos
comunicativos como «flujos» sociales tiene una segunda consecuencia: la
conversación —como cualquier otro tipo de discurso— siempre es, en su
estructura, un «intercambio ritual».
Concluyendo, Goffman se
distancia de todos aquellos planteamientos lingüísticos y microsociológicos
para los que la comunicación no es una dimensión o una consecuencia de la
acción, sino que más bien se constituye como la fuerza productiva. Coherente
con su perspectiva «realista», sin embargo, considera que es necesario partir
de la estructura de la acción social para comprender la estructura de la
comunicación.
Orden
de la interacción y orden social
Para Goffman, el orden social
se genera localmente mediante las reglas ceremoniales y los rituales que
gobiernan las relaciones cara a cara: el orden de la interacción está en la
base del orden social.
Posteriormente habla de un de
un sistema de obligaciones y expectativas en términos morales. Cuando los
actores someten su comportamiento al orden ceremonial dominante, ofreciendo su
contribución al flujo ordenado de los mensajes, su objetivo es salvar la cara, trayendo
como efecto salvar la situación.
Goffman mantiene que la
«correcta» performance no depende primariamente de los movimientos psicológicos
y de la sinceridad del actor, sino de que el mismo esté socialmente autorizado
para asumir un cierto personaje o rol y lo haga con el necesario «cuidado» y
coherencia expresiva. Es suficiente que «todo participante reprima sus sentimientos
inmediatos, ofreciendo una interpretación de la situación que considere al menos
momentáneamente aceptable por los otros.
El
actor: la fisonomía del «enlace»
Toda la perspectiva
sociológica goffmaniana se basa en una instalación dualista, al ser sus
principales categorías «parejas» de categorías: actor-público, escena-entre
bastidores, rol-distancia de rol, frames primarios-transformaciones y,
naturalmente, actor-personaje.
Establece al sí mismo como “ubicado”,
es decir, el self se muestra en una particular situación social. En segundo
lugar, observa que el sí mismo como personaje es una imagen idealizada. Por
tanto, el sí mismo parcial o virtual se presenta como el producto de una escena
que es representada y no como su causa, es un “efecto dramatúrgico”.
El actor de Goffman aparece
como capaz de interpretar con habilidad personajes comprometidos y fatigosos;
de sumergirse en ellos y de distanciarse; de conjugar la exigencia de «salvar»
la propia fachada conjuntamente con «salvar» la situación; de cooperar
activamente con los otros, pero también de «jugar a» cooperar o de ordenar
manipulaciones en su contra, es decir, se refiere a un sujeto consciente
«protagonista» de su propia existencia. No obstante, la consciente reducción
antipsicológica, provoca que «exista en el individuo goffmaniano la constante
voluntad de salvar el propio sí mismo, la propia identidad y coherencia, la
propia imagen, que no puede explicarse sin aludir a las categorías de tipo
existencial»
En conclusión, Goffman
considera que para comprender la acción social es mejor «empezar por lo
exterior al individuo para, posteriormente, trabajar en lo interior, y no al
contrario».
REFERENCIA
Herrera, M. (2004). La teoría de la acción
social en Erving Goffman. Universidad de Granada. Departamento de Sociología.
Recuperado de: http://www.raco.cat/index.php/papers/article/viewFile/25784/25618