jueves, 23 de marzo de 2017

TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL: INTRODUCCIÓN, ACCIÓN SOCIAL COMO PRESENTACIÓN DE "SÍ MISMO" Y ROL-DISTANCIA DE ROL.

La teoría de la acción social en Erving Goffman: Parte 1

Es difícil identificar a Goffman en alguna tradición sociológica, ya que, por una parte, concentra su atención en la interacción cara a cara, pero, por otra parte, declara querer abrir una de las perspectivas sociológicas mediante la que se pueda estudiar la vida social a través de la elaboración de un esquema de referencia que pueda utilizarse en el análisis de todo sistema social, ya sea familiar, industrial o mercantil. Menciona que para describir el gesto de alguna persona y, con mayor razón, para descubrir el significado debemos tomar en cuenta el ambiente humano y material en el que el mismo gesto se realiza, pues el sentido social de nuestras acciones siempre debe comprenderse en relación con la situación interactiva en el que surge.
     Goffman comprende que el mundo de las relaciones cara a cara se rige por un sistema articulado y persistente de reglas, normas y rituales. Dichas reglas las divide en dos: las convenciones habilitadoras o contratos sociales; y, por otra parte, las normas basadas en principios y valores que los individuos aceptan porque las consideran como intrínsecamente justas. La aceptación de ambas produce una efectiva cooperación en la población.
Por otra parte, Goffman cree que el orden interactivo se construye allí donde dos o más personas están físicamente próximas la una de la otra, sin olvidar que esta interacción se realiza dentro de un contexto social.

La acción social como «presentación de sí mismo»
Como se ha mencionado Erving Goffman considera que la acción social se presenta dentro de un contexto, y que a su vez ésta posee una dimensión comunicativa de «presentación de sí mismo». La primera regla situacional de la presentación de “sí mismo” consiste en la gestión disciplinada de la propia apariencia o fachada personal; la segunda es que todo individuo se presenta a sí mismo a través de sus acciones por lo que siempre son comunicativas con la finalidad de presentar un determinado perfil de persona caracterizada por ciertos atributos positivos. Esto hace referencia a considerar a la persona como un “actor”, en el sentido propio de la metáfora dramatúrgica. Sin embargo, el actor jamás es del todo consciente y dueño de la propia actuación; pues si bien, las primeras acciones son dotadas de sentido desde el punto de vista del sujeto (de una forma más superficial o verbal); las segundas comprenden una amplia gama de acciones que los observadores pueden considerar sintomáticas del actor, ya que son características que no pueden controlar fácilmente, como la expresión corporal.
     Para Goffman el sentido de la acción depende de las características de la situación interactiva y del contexto sociocultural en el que los individuos actúan. La interacción siempre implica un complejo juego de interpretación de la acción recíproca. Y toda acción ante un público es conjuntamente expresiva e instrumental.
Rol y distancia de rol
Como es sabido el objeto de la perspectiva dramatúrgica es la acción de un actor o de un equipo de actores que pretende representar un personaje o una singular rutina ante un público. Por tanto, el actor siempre se presenta ante el público (y ante la observación sociológica) con los “ropajes” de un particular personaje
     Goffman analiza la acción en el rol no en abstracto y en general, sino aludiendo al “sistema situado de actividades” en el que concretamente se realiza. Para él, una teoría correcta de la acción de rol debe distinguir tres niveles analíticos diferentes: a) el modelo normativo del rol; b) el rol típico, y c) la prestación de rol o ejecución de rol. El rol que el individuo juega en un específico contexto de interacción siempre será algo más que aquello que se reduce a simples hechos causales o incidentes, y algo diferente de lo que se puede reducir a la pertenencia a una institución.
     Explica que asumir un rol significa desaparecer completamente en el sí mismo virtual elaborado por la situación, exponerse a la percepción de otros mediante la propia imagen y confirmar expresivamente la propia aceptación de ella, sin embargo, asumir un rol también se ve determinado por la posesión de los requisitos y las habilidades necesarias para ejecutarlo.
Ante lo comentado se puede decir que el individuo posee una multiplicidad de sí mismos sociales (o de roles). Donde en un contexto de interacción determinado, está llamado a jugar y a identificarse en un rol particular, dejando al resto en un estado de “latencia. Señalando que es muy importante una cierta “distancia” con el rol elegido pues es benéfica para gestionar las tensiones que siempre, en cualquier medida, caracterizan a la “puesta en escena” de un actor ante un público.


REFERENCIA

Herrera, M. (2004). La teoría de la acción social en Erving Goffman. Universidad de Granada. Departamento de Sociología. Recuperado de: http://www.raco.cat/index.php/papers/article/viewFile/25784/25618

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