La teoría de la acción
social en Erving Goffman: Parte 1
Es
difícil identificar a Goffman en alguna tradición sociológica, ya que, por una
parte, concentra su atención en la interacción cara a cara, pero, por otra
parte, declara querer abrir una de las perspectivas sociológicas mediante la
que se pueda estudiar la vida social a través de la elaboración de un esquema
de referencia que pueda utilizarse en el análisis de todo sistema social, ya
sea familiar, industrial o mercantil. Menciona que para describir el gesto de
alguna persona y, con mayor razón, para descubrir el significado debemos tomar
en cuenta el ambiente humano y material en el que el mismo gesto se realiza,
pues el sentido social de nuestras acciones siempre debe comprenderse en
relación con la situación interactiva en el que surge.
Goffman comprende que el mundo de las
relaciones cara a cara se rige por un sistema articulado y persistente de
reglas, normas y rituales. Dichas reglas las divide en dos: las convenciones
habilitadoras o contratos sociales; y, por otra parte, las normas basadas en
principios y valores que los individuos aceptan porque las consideran como
intrínsecamente justas. La aceptación de ambas produce una efectiva cooperación
en la población.
Por
otra parte, Goffman cree que el orden interactivo se construye allí donde dos o
más personas están físicamente próximas la una de la otra, sin olvidar que esta
interacción se realiza dentro de un contexto social.
La acción social como «presentación de sí
mismo»
Como
se ha mencionado Erving Goffman considera que la acción social se presenta
dentro de un contexto, y que a su vez ésta posee una dimensión comunicativa de
«presentación de sí mismo». La primera regla situacional de la presentación de
“sí mismo” consiste en la gestión disciplinada de la propia apariencia o
fachada personal; la segunda es que todo individuo se presenta a sí mismo a
través de sus acciones por lo que siempre son comunicativas con la finalidad de
presentar un determinado perfil de persona caracterizada por ciertos atributos
positivos. Esto hace referencia a considerar a la persona como un “actor”, en
el sentido propio de la metáfora dramatúrgica. Sin embargo, el actor jamás es
del todo consciente y dueño de la propia actuación; pues si bien, las primeras acciones
son dotadas de sentido desde el punto de vista del sujeto (de una forma más
superficial o verbal); las segundas comprenden una amplia gama de acciones que
los observadores pueden considerar sintomáticas del actor, ya que son
características que no pueden controlar fácilmente, como la expresión corporal.
Para Goffman el sentido de la acción
depende de las características de la situación interactiva y del contexto
sociocultural en el que los individuos actúan. La interacción siempre implica
un complejo juego de interpretación de la acción recíproca. Y toda acción ante
un público es conjuntamente expresiva e instrumental.
Rol y distancia de rol
Como
es sabido el objeto de la perspectiva dramatúrgica es la acción de un actor o
de un equipo de actores que pretende representar un personaje o una singular
rutina ante un público. Por tanto, el actor siempre se presenta ante el público
(y ante la observación sociológica) con los “ropajes” de un particular
personaje
Goffman analiza la acción en el rol no en
abstracto y en general, sino aludiendo al “sistema situado de actividades” en
el que concretamente se realiza. Para él, una teoría correcta de la acción de
rol debe distinguir tres niveles analíticos diferentes: a) el modelo normativo
del rol; b) el rol típico, y c) la prestación de rol o ejecución de rol. El rol
que el individuo juega en un específico contexto de interacción siempre será algo
más que aquello que se reduce a simples hechos causales o incidentes, y algo
diferente de lo que se puede reducir a la pertenencia a una institución.
Explica que asumir un rol significa
desaparecer completamente en el sí mismo virtual elaborado por la situación,
exponerse a la percepción de otros mediante la propia imagen y confirmar
expresivamente la propia aceptación de ella, sin embargo, asumir un rol también
se ve determinado por la posesión de los requisitos y las habilidades
necesarias para ejecutarlo.
Ante
lo comentado se puede decir que el individuo posee una multiplicidad de sí mismos
sociales (o de roles). Donde en un contexto de interacción determinado, está
llamado a jugar y a identificarse en un rol particular, dejando al resto en un
estado de “latencia. Señalando que es muy importante una cierta “distancia” con
el rol elegido pues es benéfica para gestionar las tensiones que siempre, en
cualquier medida, caracterizan a la “puesta en escena” de un actor ante un
público.
REFERENCIA
Herrera,
M. (2004). La teoría de la acción social en Erving Goffman. Universidad de
Granada. Departamento de Sociología. Recuperado de: http://www.raco.cat/index.php/papers/article/viewFile/25784/25618
No hay comentarios:
Publicar un comentario